La Cantimplora egipcia de Año Nuevo es una pieza excepcional en la península Ibérica. Se fabricó hacia el año 600 a. C. en Sais, capital de Egipto en la dinastía XXVI. Está hecha de arcilla arenosa (fayenza) y su superficie de vidriado verde, que representa el agua del río Nilo, apenas se conserva.
En los laterales de la cantimplora tiene inscripciones jeroglíficas que dicen: “¡Que el dios Ptah abra un feliz año a su dueño!” (izquierda) y “¡Que la diosa Neit dé vida y salud a su dueño!” (derecha). Ptah, “el Señor de la magia”, era un dios sanador; Neit, la “diosa madre” asistía a los muertos en el viaje al más allá y era la patrona de Sais. A cada lado del cuello hay un babuino, animal del dios Tot, el “Señor del tiempo”.
El día de la crecida del río Nilo se consideraba un acontecimiento muy importante, ya que marcaba el calendario egipcio y empezaba el periodo de cosechas. Tenía lugar a finales de julio y era el primer día que la estrella Sirio se podía ver de madrugada por el oeste. Ese día, el agua del Nilo, se consideraba milagrosa y quien la bebía podía curar sus enfermedades. Por lo que, en ese momento, se llenaban de agua miles de cantimploras para venderlas a los fieles. Este ejemplar de Vilamuseu fue traído por los fenicios y depositado en una tumba del cementerio de Casetes para favorecer la vida eterna del difunto.
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Necrópolis de Les Casetes
Alt.:161 mm; Anc.: 129 mm; diám. boca: 35,9 mm
Nº inv. Vilamuseu: 003367